Un estudio reciente del Banco Mundial está analizando los efectos de un sistema de larga escala de pagos por conservación, llamado Bolsa Floresta, introducida en 2007 por el gobierno brasilero. Concluye a través de evaluación estadística de áreas participantes y no participantes que la diferencia entre ambos grupos es insignificante. ¿Cuáles son las lecciones para aprender? y ¿cómo está el Global Conservation Standard evitando el despilfarro de pagos por conservación?
La Bolsa Floresta es cofinanciada entre el Estado de Amazonas y el Fondo Amazónico, cuyos mayores donantes son los gobiernos de Noruega y Alemania, con el apoyo de contribuciones de la industria. Durante los años ha beneficiado a más de 10 millones de hectáreas de áreas protegidas. Consiste de una combinación de (1) ingresos directos para hogares dentro de áreas protegidas que firmaron un compromiso de cero deforestación y de mandar sus hijos a la escuela, (2) un pago a asociaciones locales que promueven los intereses de comunidades locales, (3) un subsidio a sistemas de producción amistales con el bosque y (4) una componente de infraestructura, providenciando el acceso a electricidad, agua, sanitación y sistemas de comunicación. Todo esto se está sumando a unos 300 Euros por hogar participante.
Los autores del estudio del Banco Mundial analizaron el éxito del programa en comparación con áreas protegidas en el Estado de Amazonas y la Amazonia Legal entera que no fueron elegidas como recipientes de los pagos. Concluyen que para el período seleccionado la efectividad de los pagos de conservación fue muy baja.
¿Esto significa que la compensación a comunidades no vale la pena? La respuesta es no, pero es interesantes de focalizar en los factores que influenciaron el efecto general:
- Durante el período de observación 2007 a 2016, los índices de deforestación en la Amazonia brasilera bajaron generalmente, debido parcialmente a factores económicos, pero también a la política nacional de deforestación cero, monitoreo y fiscalización mejorados. Por esto fue difícil discernir los efectos del sistema de pago conservación.
- Teóricamente la Bolsa Floresta es un sistema de palo y zanahoria. No obstante, ni siquiera en los área protegidas cuya deforestación continuaba, ninguna comunidad participante fue excluida del programa.
- Los administradores de Bolsa Floresta concentraron el apoyo a los “low-hanging fruit”, áreas cuya presión al bosque ya inicialmente estaba baja, porque las comunidades que no se benefician de la destrucción del bosque tienen más probabilidad de participar.
- En los pocos áreas donde la amenaza de deforestación inicial estaba alta, el subsidio no fue efectivo, porque las costos de oportunidad (el ingreso perdido en comparación con el pago de conservación) eran demasiado altos.
- La efectividad más alta se encontró bajo circunstancias de media presión de deforestación, donde obviamente los pagos ofrecieron un incentivos para las comunidades de cambiar su comportamiento de uso de tierra.
No obstante, el estudio no cuantificó los potenciales efectos positivos de largo plazo, resultantes de mayor escolaridad, sanitación y economía local mejoradas.
Para asegurar conservación efectiva, el Global Conservation Standard introdujo un sistema de reportes anuales y verificaciones espontáneas. En caso que se detecta uso de tierra inconforme con los términos del Acuerdo de Conservación, se prevé un sistema escalonado de sanciones contra los socios locales de proyecto, con el fin de revertir el proyecto a la conformidad. El GCS reconoce que los precios de los CCU (bonos de conservación, por sus siglas en inglés) tienen precios diferenciados, dependiendo del valor del ecosistema, los costos de oportunidad para las comunidades vecinas y la atracción a los inversionistas de proyectos particulares apoyados dentro de un determinado área de proyecto. “Empero, el factor más relevante”, declara Dutschke, “es nuestra selección meticulosa de asociaciones locales responsables durante todo el período de vida del proyecto.”
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